Me levante un viernes, como todas las mañanas me lave la cara, me bañe y me senté a desayunar junto a mi perra a la que le digo negrita. Mi casa no es la gran cosa e incluso está adaptada a mí, ya que por mis condiciones no puedo llegar a lugares altos. Pero tiene algo que tiene un gran valor sentimental, todos mis antepasados vivieron acá, mi casa fue pasando de generación en generación, incluso hasta guardaba unas escrituras en jeroglífico que no tenia idea de que lo significaban pero fue un gran tesoro familiar, junto con la casa, que tiene un montón de secretos que nunca voy a llegar a descubrir. Me han ofrecido muchísimo dinero, pero esta casa tiene que seguir pasando de generación en generación, no se porque, pero siempre fue así, se podría decir que es como una tradición, pero como no lo sé, y siento una profunda tristeza al recordarlo, prefiero no hablar de esto. Aquel viernes, llegue al trabajo como todos los días, subí las escaleras, a mi tiempo, me gustaría poder hace...