Ideas principales de la lectura de Barthes

 

Barthes distingue dos niveles del relato, el de Historia y el de discurso.

Plantea que, la historia es una abstracción, no existe por si misma, siempre es percibida y contada por alguien, que lo que en realidad presenta un texto es el relato o discurso de esa historia, a partir de ese mismo el lector realizara un ejercicio de abstracción que lo llevara hacia la historia misma.

La categoría de discurso comprende la representación del tiempo, el punto de vista que se selecciona para narrar los hechos y el modo o las formas que se eligen para dar a conocer la historia.

Además, la teoría de los niveles nos proporciona dos tipos de relaciones:

1.  Las distribucionales que se dan cuando las relaciones están situadas en un mismo nivel. No todas tienen la misma importancia, algunas constituyen verdaderos nudos del relato, y otras no hacen más que rellenar.

Las primeras reciben el nombre de funciones cardinales o núcleos, mientras que las de complemento o relleno, reciben el nombre de catálisis.

Para que una función sea cardinal, basta que la acción a la que se refiere abra, mantenga o cierre una alternativa consecuente para la continuación de la historia, que inaugure o concluya una incertidumbre, son los momentos de riesgo del relato. Estas no pueden ser determinadas por su importancia, sino solo por la naturaleza de sus relaciones.

En cambio, la función de catálisis mantiene una función fática, mantiene el contacto entre el narrador y el lector. Son los momentos de descanso del relato

2. Las integrativas que se dan cuando se captan de un nivel a otro. Esto comprende todos los indicios, esta unidad remite a un concepto mas o menos difuso, pero necesario al sentido de la historia, para comprenden que sirve una notación indicional hay que pasar de un nivel a otro.

Tienen en común el no poder ser saturadas sino a nivel de los personajes o de la narración. Se dividen en:

Indicios: Tienen siempre significados implícitos, implican una actividad de desciframiento, se trata para el lector de aprender a conocer un carácter, una atmosfera.

Informantes:  Son datos puros, inmediatamente significantes, proporcionan un conocimiento ya elaborado. Su funcionalidad es débil, pero no es nula.

Una unidad puede pertenecer al mismo tiempo a dos clases diferentes, por ejemplo, como catálisis e indicio al mismo tiempo.

Las catálisis, los indicios y los informantes tienen un carácter común: son expansiones, si se las compara con núcleos. Estos a su vez constituyen un conjunto finito de términos pocos númerosos, regidos por una lógica, son a la vez necesarios y suficientes

Propone también la distinción de tres niveles de descripción:

De las funciones

De las acciones

De la narración

Para Barthes una función solo tiene sentido si se ubica en la acción general de un actante, y que esta acción misma recibe su sentido último del hecho de que es narrada.

La función es una sanción sintagmática, mientras que lo indicial es paradigmatico.

Secuencia

Es una sucesión lógica de núcleos unidos entre si por una relación de solidaridad: la secuencia se inicia cuando uno de sus términos no tiene antecedente solidario y se cierra cuando otro de sus términos ya no tiene consecuente. Esto puede apreciarse en el reconocimiento de las micro secuencias. El autor da el ejemplo del saludo, cuyas micro secuencias serian: tender la mano, apretarla, soltarla.

A esta cadena de acciones articuladas le corresponden relaciones de la misma naturaleza entre los actantes del relato

La secuencia entraña siempre momentos de riesgo.

Personaje vs actante

Propp redujo a los personajes a una tipología fundada en la unidad de las acciones que el relato les impartía.

Según Barthes, no existen relatos sin personajes o al menos sin agentes.

El análisis estructural del relato no define a los personajes en términos de esencia psicológica, no los concibe como un ser sino como un participante.

Barthes señala que el nivel de los personajes plantea un dilema al análisis estructural que se resiste a definir al personaje en términos de esencia psicológica y prefiere definirlo como un ‘participante’, ‘actuante’ o ‘actante’ antes que como un ‘ser’

Cada personaje, a partir de las acciones que realice, va a participar o pertenecer a determinadas actancias. Un personaje puede pertenecer a varias actancias, por ejemplo, el héroe puede ser, a su vez, dador, destinatario, etcétera. También puede suceder que un personaje varíe de actante durante la historia y se ubique, en el final del relato, como otro actante; por ejemplo, de traidor a héroe

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